

El monte Koya san:
Así a primera vista parece una visita rural a una zona más del Japón.
Pero nada más lejos de la realidad.
En este monte, siglos atrás, se fundó el emplazamiento más importante de la secta budista Shigón, una de las más importantes en el país.
Poco a poco este centro religioso fue ganando en importancia y ahora cuenta con más de un millón de peregrinos al año. Sus más de cincuenta monasterios dan alojamiento y comida, así como acceso a sus ceremonias.
En este monte también encontramos el mayor cementerio que uno se pueda esperar, entre enormes y centenarios cedros los monumentos póstumos se suceden. Estos mausoleos, pequeños, grandes, antiguos o modernos, nos van sorprendiendo hasta llegar a los grandes monumentos dedicados a los trabajadores de las empresas y compañías más importantes del país, tales como Sony o Panasonic.

Visitar este cementerio de noche es toda una experiencia, así como alojarse en uno de sus monasterios y participar de la vida monacal.
Muchos son los precios que se pueden encontrar para pasar la noche, en nuestro caso resultó ser algo elevado, pero a decir verdad las instalaciones fueron las mejores en las que estuvimos durante todo el viaje, ya que el monasterio alojaba a sus huéspedes en lo que se denomina un Ryokai.
Para llegar hasta Koya San tenemos que elevarnos por la montaña en un tren funicular que, si bien se mueve despacio, es sin duda una experiencia dado el desnivel que supera. Tanto es así que las estaciones donde se toma el tren tienen escaleras incluso en el andén, así como el propio tren que también las tiene en su interior.
El único fallo de todo esto es que dicho tren pertenece a una compañía particular y no está incluido en el J. R. Pass.
