FICHA TÉCNICA | |
Dificultad: | Nivel I / Baja |
Distancia: | 9 Km aprox. |
Duración: | 3´30h Aproximadas. |
Cartografía: | Instituto Geográfico Nacional 508 I y III, 483 III Servicio Geográfico del Ejército 508, 483 |
Importante: | Informarse bien sobre los horarios de los trenes de vuelta, Tablada es un apeadero y no son muchos los trenes que paran a recoger viajeros |
Descargas: | Versión Pdf para impresión |
Esta es una agradable excursión por un paraje aún poco transitado y que podemos unir a la ruta anterior, haciendo con esto una ruta más atractiva para aquellos que sólo piensen en quemar kilómetros bajo sus botas.
De nuevo la zona de Guadarrama nos da la excusa perfecta para perdernos en el bosque, quizás esta zona no sea tan conocida, pero seguro que este es su principal atractivo; para aquellos que aún buscamos tranquilidad en la montaña, esta zona nos la proporcionará
Comenzamos nuestro caminar desde el “apeadero de Tablada”, en la línea ferroviaria que une Madrid y Segovia.
Salimos del apeadero, para encontrarnos con la carretera del puerto de los Leones y frente a nosotros, las pequeñas edificaciones de este minúsculo pueblo madrileño. Una vez cruzado con sumo cuidado hasta el pueblo, podremos tomar el desayuno en el “hostal-restaurante-café-bar” que existe en la pequeña plaza que nos hemos encontrado (Casa Tere).
Será recomendable, sobre todo en los días de verano, que tomemos agua en una de las fuentes que aquí existen, puesto que aunque en el camino es posible encontrar agua, no siempre es suficiente.
Bueno, ya es hora de ponerse en marcha, así que nos adentramos por la única y empinada calle que vemos salir en dirección a la montaña. No hay que temer errores en nuestra dirección, ya que la fuerte pendiente con que seremos recibidos durante los últimos metros de calle, no nos permite equivocación alguna.
Una vez terminada la corta pero inclinada calle, encontraremos una puerta metálica que impide el paso del ganado que aquí pasta suelto, como reza un cartel sobre la puerta. Una vez superada esta puerta continuamos por el camino, ya de tierra y aún en pendiente, para casi de inmediato ver a nuestra izquierda como se abre una balconada al valle que bien merece la pena contemplar y así retomar aliento tras la cuesta superada.
Repuestos del leve esfuerzo realizado, continuamos por el camino claramente indicado, ahora por una vieja señal de peligro de incendios y otra más moderna con el símbolo blanco y negro de coto de caza.
Dejadas atrás las dos señales que nos sirvieron de referencia, nos adentraremos en el pinar, para a los pocos minutos encontrar una bifurcación. Nos da la sensación de que nuestro camino se incorpora a otro, justo en la curva cerrada que este último hace frente a nosotros. Tomamos el camino hacia la izquierda en leve bajada, para admirar la vegetación que a nuestro alrededor explota en forma de helechos, zarzamoras y pinos, especies que se extienden a lo largo del camino para permitir ocasionalmente la aparición de alguna otra especie arbórea en los recovecos más húmedos de las curvas.
Según avanzamos en esta dirección, más en paralelo se pone el camino con la carretera, que aun a buena distancia deja oír el sonido de algún que otro coche bajando a Guadarrama. El descenso liviano del camino durante los últimos minutos, nos permite ver a lo lejos ligeramente atrás y a la izquierda el túnel que atraviesa el puerto,evitando así su ascensión a los coches.
Llegamos hasta una pista forestal sin asfaltar, pero de mejor calidad que la que seguíamos hasta ahora; continuamos en la misma dirección en que caminábamos dejando atrás la parte izquierda de la pista, que desciende hacia la nacional. Al poco de caminar la carretera nos quedará más cerca y los coches se harán más presentes.
A los pocos minutos veremos como aparece un camino a nuestra derecha que dejaremos para continuar por la pista. En esta zona no será extraño que nos crucemos con el ganado que hace un rato anunciaba el cartel, este ganado no tiene ningún peligro y deberemos respetarlo, para pasar junto a él sin molestarlo.
Tras una curva que se cierra a la derecha apartándonos de la carretera y adentrándonos en el bosque, llegaremos a cruzar un cortafuegos, pasado el cual y con cierto empeño en fijarnos, podremos ver frente a nosotros en la dirección de la pista y sobre los árboles del fondo la cruz del Valle de los Caídos, siendo éste un buen ejercicio de observación para saber quién del grupo no tiene problemas de visión.
La pista forestal termina desembocando en otra pista cubierta de grava, que tomaremos hacia la derecha en ascensión. A tan sólo unos metros de este punto encontraremos otra pista que sale a la derecha, de tierra y con dos carteles: uno indicando la prohibición de hacer fuego y otro de madera perteneciente a la comunidad madrileña, continuaremos sin entrar en esta pista pero habremos de tenerla como referencia, ya que anuncia la inminente llegada al punto en que abandonaremos la pista asfaltada. Casi de inmediato y antes de hacer una curva a la derecha tendremos que tomar una senda que nace a la izquierda. Esta senda poco cuidada permite llegar en unos metros a unas edificaciones en ruinas que nos servirán de referencia.
Esta es la zona más indicada para hacer un alto y reponer fuerzas, junto a estas edificaciones pasa el río y si somos hábiles incluso podremos encontrar un caño que sirve de fuente, a pesar de estar bastante escondido.
Una vez dada buena cuenta de los refrigerios y habiendo disfrutado de tan bello espacio, continuaremos nuestro camino por la senda que encontraremos a la izquierda del río, la cual tomaremos para acompañar al río en su descenso al pantano de la Jarosa.
La senda pronto se convierte en pista, no de grandes dimensiones, pero bien marcada, en esta zona será el sonido del agua precipitándose entre las rocas el que nos acompañe, haciendo de tan bello paisaje una grata recompensa para los sentidos.
Tras caminar por una zona inundada de jaras y pinos, con la vista puesta en el pantano que ya se deja ver al fondo, llegaremos a una zona más abierta en la que nos encontraremos con una encrucijada de varios caminos, en la que veremos de nuevo la pista recubierta que dejamos hace un rato. Existen varias construcciones pequeñas y tendremos que estar atentos a las siguientes indicaciones para no coger otro camino.
En paralelo a la pista por la que llegamos a esta encrucijada, viene a morir a ella otra pista que ha de ser nuestra continuación,aunque por pocos metros más. Tomamos esta pista que discurre entre dos arroyuelos a menudo secos. Nuestra sensación será la de acercarnos cada vez más al río. En esta pista estaremos poco tiempo, por lo que deberemos estar atentos para no despistarnos y encontrar la senda que debemos seguir, al ver a sólo unos metros como el río atraviesa la pista, estaremos atentos para tomar una senda que nace a la izquierda y viaja en paralelo al río, lo abrupto pero sencillo de esta senda hace de ella lo más interesante de la ruta. Una vez en ella nos será fácil seguirla hasta el pantano.
Una vez llegamos al pantano, seguimos la carretera que lo rodea hacia la izquierda en dirección al muro de contención. Una vez pasado éste continuaremos bajando esta carretera para por fin llegar al pueblo de Guadarrama en donde podremos coger un autobús a la capital, sin problemas de horarios dada la buena comunicación que este pueblo tiene con Madrid