¿Que sería del mundo de las montañas sin sus historias?, La Leyenda de los Pirineos, nos cuenta como se formaron estas grandes montañas.
Como los dioses griegos en sus luchas y amores construyeron nuestra gran cordillera, fruto de lo nuevo tras el fuego
La Leyenda de los Pirineos
Cuando la ciencia no existía, todos los pueblos daban explicación a diferentes fenómenos y procesos, de forma creativa y singular.
Para los griegos antiguos, la existencia de los Pirineos, fue fruto del amor de Heracles, más conocido como Hércules, hacia una mujer.
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Erase una vez en los tiempos del rey Tubal:
En los tiempos en que hombres y dioses compartían la tierra, el rey Tubal gobernaba por gran parte de la península Ibérica. Al sur, cerca de lo que hoy es Cadiz, reinaba su principal enemigo, el monstruoso Rey de tres cabezas Gerión
Al regreso de uno de sus viajes, el famoso héroe Griego Heracles, pasó por el reino de Tubal, y conociendo el rey la fama de tan gran guerrero, he impresionado por sus gestas, decidió invitarle a descansar un tiempo en sus tierras.
Heracles impresionado por los bosques del reino de Tubal, pasó largo tiempo entre aquellos árboles, simplemente descansando y sosegando su alma.
Entre arboles y calma fue donde Heracles y Pyrene, la hija del rey Tubal, se encontraron, y compartiendo tiempo llegaron a enamorarse.
El idilio llego hasta los oídos del monarca, el cual no aprobó este amor y obligo a Heracles a abandonar de inmediato el reino, desterrándole de sus tierras.
La joven princesa, rota por el suceso, abandonó su palacio y echó a correr, llegando al os límites de su reino, sin darse cuenta que el pérfido Gerión, había aprovechado la ocasión de seguirla. El mal intencionado rey del sur, pretendía seducir a la joven Pyrene y unificar Iberia bajo su reino, pero al ser rechazado, intentó agredir a la joven, que escapó a los densos bosques donde no pudo encontrarla.
En su locura, Gedión provocó el mayor incendio de la historia, con el fin de atrapar a la joven Pyrene, que jamás se entrego al monstruo que la perseguía.
El gran humo producto del incendio, alertó a Heracles que de inmediato regresó, sintiendo que su amada podría estar en peligro. Al adentrase entre las llamas, la encontró moribunda, y tan solo pudieron despedirse, proclamando su amor eterno.
Roto por la muerte de su joven amor, Heracles decidió enterrarla allí mismo donde la encontró, bajo una enorme pila de rocas a modo de túmulo. Pero tan grande era el dolor de Hércules, que no dejó de cubrir el cuerpo de su amada con las rocas más enormes que encontró, mientras gritaba con fuerza su nombre, ¡¡Pyreneeeee¡¡
Por más rocas que amontonó sobre ella, su dolor no se calmo, y tantas rocas acumuló que al final el túmulo se había convertido en cordillera. Todos los que escucharon sus lamentos y vieron el resultado de su dolor, decidieron llamar a la cordillera, Pirineos, en recuerdo del amor de Heracles por por Pyrene.
La ciencia y la leyenda:
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