En la parte norte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Patrimonio mundial de la UNESCO), se encuentra a 2.804 metros de altura una grieta enorme en la montaña, de 100 metros de alto y 40 de ancho, es como si alguien hubiera abierto un paso entre España y Francia por Gavarnie. Se trata de la Brecha de Rolando y os contamos su leyenda.
Leyenda de la Brecha de Rolando
Como ya sabéis, somos muy fan de los mitos y leyendas de montaña, y como no podía ser de otro modo, esta franja también tiene una historia que contar y que nos gustaría compartir.
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¿Quien fue Rolando?
Se trataba de un comandante franco muy reconocido en su época y sobrino de Carlomagno, el cual luchó y murió en la histórica batalla de Roncesavalles el 15 de agosto de 778. Hijo de la princesa Berta y del duque de Angers, dicen que fue llamado así porque al nacer cayó rodando al suelo (rouland)
Pues bien, ahora que ya conocemos un poquito mejor a Rolando, os contaremos que fue en esta histórica batalla donde nace nuestra leyenda.
La Leyenda:
A finales del Siglo I regresaba a su reino Carlomagno junto con Rolando por las proximidades del desfiladero de Roncesvalles del Pirineo navarro después de haber viajado con su ejército para auxiliar a su aliado, el rey moro de Zaragoza, habiendo derrotado en su regreso a los vascones y navarros arrasando Pamplona.
El ejército iba dividido con Carlomagno al frente y Rolando en la retaguardia, cuando al superar el puerto de Ibañeta, descendiendo hacia Valcarlos los vascones aliados con las tropas gasconas aprovecharon lo angosto de los parajes y los tupidos bosques para atacar a la cola de la retaguardia de su ejército que llevó a la muerte a la mayoría de los caballeros francos.
Cuando Carlomagno volvió se encontró con más de 20.000 cuerpos de su ejército incluido el de su sobrino, e iniciaron la retirada sin percatarse de que Rolando aún vivía.
Cuando Rolando despertó, se zafó de su montura gracias a su espada “Durandarte”, y trató de huir a Francia lo que tras dos días de huida le llevó al Valle de Ordesa, pero las tropas enemigas lo descubrieron y marcharon tras él con intención de darle muerte.
Agotado Rolando llegó a una cresta de grandes rocas. Se encontraba agotado e incapaz de seguir. En ese momento comprendió que todo estaba perdido, pero continuó durante la noche llegando al último repecho de la montaña que le llevaría su hogar.
Viendo que las tropas se acercaban, haciendo un último esfuerzo, lanzó su espada, quería enviarla al otro lado de la montaña para que no la cogiese su enemigo y para despedirse de su patria. Sin embargo, no lo logró, y la espada golpeó en las rocas resbalando de nuevo hasta sus manos.
Hasta tres veces lanzó la espada sin conseguir su propósito.
Sintiéndose perdido, decidió probar una última vez, pero esta vez fue tal la violencia con la que la espada impactó en la montaña que esta se partió abriendo una enorme brecha, que le permitió ver su país por última vez.
Cuando sus perseguidores lograron alcanzarlo ya estaba muerto en este histórico lugar al que dieron desde entonces el nombre de “La Brecha de Roland”.
Según dice la leyenda, la espada “Durandarte” que le había regalado Carlomagno, y en cuyo interior guardaba varias reliquias (un diente de San Pedro, sangre y cabellos de San Basilio y un manto de Santa María) continúa clavada en una pared de Rocamadour, a unos 400 kilómetros del Valle de Ordesa.
Una curiosidad:
En el alto de Ibañeta, situado a 1,5 kilómetros por la carretera que lleva a Francia, se alza un monumento conmemorativo de la batalla de Roncesvalles y en honor a Rolando.
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