Sueño Montañero
La mirada de un niño al horizonte, con los ojos grandes y los rasgos quietos, una pregunta que parte de los labios sin movimiento alguno… ¿Ahí se puede subir?
Este es el sueño de todo montañero, la ingenuidad de ser feliz pensando en alcanzar una nueva cumbre, de realizar un nuevo itinerario o descubrir un nuevo reto con la ingenuidad y esperanza de la primera vez, sin un porqué ni una razón, simplemente por saber si se puede, si se es capaz de algo absurdo pero inquietante.
Hace ya muchos años me lancé al mundo de internet con una pequeña web que llegó a ser enorme, Al Filo de lo Cutre, muchos aspectos personales me impidieron seguir a delante con el proyecto, cuando mi vida y las tecnologías cambiaron. Ahora la web que tienes en frente pretende ser la fiel heredera de aquel impulso infantil que tan lejos llegó, con mayor madurez y algo menos de espontaneidad, pero con las mismas ganas de gustar, de compartir y de promover nuevas ilusiones.
Hacer montaña, como viajar, son, actividades que se han de realizar desde el corazón, pasando primero por la imaginación, convirtiéndolas en un sueño a realizar, para después recordarlas con los sentidos, nunca desde la frialdad de la memoria.
Podemos recordar un edificio, una antigüedad, y emocionarnos con el recuerdo, pero jamás podremos olvidar el aroma de la persona que besamos en aquella habitación del hotel, o las sonrisas cómplices al recorrer la catedral.
El verdadero montañero, alpinista o escalador, a todos estos sentimientos nostálgicos añade la acción de sus sentidos aumentados por la situación de riesgo, dejando una impronta imborrable en su córtex, que le retrotrae al momento con una sola palabra. Sentir nuevamente el vello de la espalda erizado al recordar como se llegó a la punta de la aguja Dibona, o sus dudas al rapelar desde allí, o el frío helado de los dedos al querer aferrarnos a una roca mientras luchamos por superar el paso más aéreo del Balaitus, permiten estar presentes en el lugar aunque ya pasen años de aquel momento.
Al viajar, los recuerdos pueden perdurar como fotografías en nuestra mente, estáticas, frias o cálidas según los lugares encontrados, viajando por lugares impersonales que nos muestran sus bellas estampas desde nuestra lejanía cultural y sentimental, añorando lo conocido en nuestro entorno.
Aquellos que sin saberlo nos sentimos extraños en estos viajes, encontraremos en nuestro viaje algo vivo y atractivo si nos mezclamos, nos unimos y nos confundimos entre la gente encontrada en el momento que estamos, comiendo o bebiendo junto a los lugareños, los paisanos, o las personas que viajan como nosotros pegados a una mochila o dependientes de su propia furgoneta, vehículo y hogar en el que vivir inmersos de lleno en el lugar, sin el abrigo de un globalizado servicio hostelero.
Esta web y este blog que renacen ahora, solo quieren ser refugio de mis pasiones e invitación a los sueños de gentes que comparten estas sensaciones, estas ganas irrefrenables de sentirse vivos más allá de las obligaciones de una vida inmersa en el trabajo, personas que sueñan con la libertad al ver una ventana abierta, o leer unos párrafos de su pasión hecha letras.
Sed bienvenidos y participar en todo cuanto queráis, preguntar, dudar y hacerme dudar, así juntos compartiremos la alegría de los momentos futuros.
Ahora dejar vuestra mirada centrada en el absurdo infinito… sentir la llamada de la aventura, de la vida, y regresar a buscar vuestra esencia en la temeridad que es vivir.
Me ha encantado recibir la información que escribís en esta web. Ya soy muy mayor para iniciar estas aventuras que…
Hola Tomás Tienes los teléfonos del encargado en la página seguro que le llamas y el te cuenta directamente https://atrochando.com/refugio-giner-de-los-rios/
Buenas. gracias por la valiosisima informacion. Como se contacta con el refugio si quisiesemos hacer la ruta y solo para…
Hola Gracias por Toda la informacion sobre los refugios Sois geniales Gracias Saludos Carolina
Te falta Carlos Pauner…Lo que digan desde cierta revista es indiferente.