Pocas montañas se definen a si misma de tal forma como lo hace el monte Cervino, un pico casi perfecto que se alza al cielo sin ninguna vergüenza, desafiante y altivo.
Una montaña que tardó en ser conquistada, por creerse que era una empresa imposible, pero siete hombres demostraron que era posible la Conquista de lo Imposible.
El Monte Cervino
Conocido en la parte italiana como Cervino, en la vertiente Suiza se le llama Matternhorn, y sin duda es una de las montañas más icónicas de los Alpes, incluso por encima del Mont Blanca pesar de que este sea trescientos treinta metros más alto
La silueta de este gigante de los alpes lo hace inconfundible, y lo ha convertido en imagen de multitud de marcas industriales de diferentes productos, relojes, dulces, ropa, etc.
Su forma y su fama ha hecho que muchos enamorados de ella la tomen como referencia para multitud de otras montañas locales de menor importancia, como el Gilbo, llamado Cervino Leones, el Txindoki conocido como Cervino Vasco, o el Molló de la Creu, el Cervino Valenciano. Por supuesto ninguno de ellos rivaliza con el auténtico en dificultad y altitud, pero a todos nos recuerdan a él por su silueta.
Silueta, fama, altitud y situación, no son nada comparados con la historia sobre su primera ascensión, así como la dureza actual de todas sus vías, a pesar de los años pasados y el avance de los materiales de montaña
Primera ascensión al Cervino
Las formas de esta inmensa montaña de 4.478 metros, hicieron pensar durante años, que era imposible su escalada, incluso cuando todas las montañas de sus alrededores ya se habían conquistado y solo ella permanecía desafiando a todos los grandes alpinistas de la época.
Esta montaña no encontraría adversario real, hasta le verano de 1860. Ese verano llegó a Suiza el inglés Edward Whymper, un grabador que tenia el encargo de dibujar varias escenas alpinas, y ninguna idea del nuevo deporte del Alpinismo practicado por las elites de su país.
El joven Edward rápidamente se intereso por escalar montañas dejando de lado el trabajo que le había llevado hasta ellas. Siendo de temperamento ambicioso y corte testarudo, se interesó definitivamente por el Cervino al darse cuenta que los principales alpinistas de su época lo consideraban el mayor tesoro aún por conquistar.
La obsesión por la conquista de esta montaña llevó a Edward a un periplo de cinco años de intentos frustrados, a recorrer la montaña por todas sus caras en busca de la mejor y más fácil vía de ascensión, y a conocer a los mejores guías de montaña en la zona.
Por la cara Italiana protagonizo siete intentos, de los cuales, tres de ellos los haría con el afamado guía Carrel, el cual buscaba la gloria de escalar el Cervino para su propio país, y que más tarde se convertiría en el principal rival de Edward.
En todos los intentos que hizo antes del final tan solo logro quedarse a algo más de 300 metros de la cumbre y no fue hasta el verano de 1865 cuando pudo realizar el intento definitivo
Aclimatado como ningún otro año tras una travesía épica por los Alpes, en la que recorrió más de 600 Km haciendo todos los cuatromiles que le salieron al paso, se dirigió a la cara italiana, donde creyó haber contratado al siempre esquivo guía Carrel, con el que pretendía hacer la ascensión. Pero este, con engaños le mantuvo entretenido hasta que una mañana se fue hacia la cumbre como guía principal de una expedición gubernamental Italiana, dejando tirado a Whymper.
Edward, sintiéndose traicionado y enfurecido por aquel episodio, no se dio por vencido. Casi sin tiempo y aprovechando todas las oportunidades que le surgieron logró organizar un expedición por la cara Suiza, acompañado por otras seis personas que conoció en esos días y que parecieron surgir de la anda, todo ello en menos de dos días.
Esta expedición fue formada por Edward Whymper, Charles Hudson, Lord Francis Douglas, Douglas Hadow, y los Guías Michel Croz, Peter Taugwalder padre y Peter Taugwalder hijo.
Aún con dos días de retraso sobre la expedición Italiana y sin apenas conocer la vía elegida, resultaron mucho más rápidos ascendiendo por la cara Suiza a pesar de tener una apariencia mucho más dura que la italiana, habian encontrato la mejor vía para ascender.
Por fin el 14 de Julio de 1865, el grupo entero logró llegar hasta la cima del Cervino, siendo el punto culminante en la carrera de Edward tras cinco años de lucha por llegar hasta ella.
Desde la cima, el grupo de Edward diviso al grupo de los italianos a unos trescientos metros por debajo de ellos, y con gestos de jubilo y burla les demostraron que ellos estaban ya en la cima y eran justos vencedores de aquella curiosa carrera.
La Tragedia tras la Cumbre
Antes de bajar, Edward dejó en la cumbre una botella con la lista de sus nombres dentro como prueba de la ascensión, y tras esto solo les restaba llegar a Zermatt descendiendo las imponentes paredes que habían ascendido.
La cordada se unión y en cabecera iba el guía más fuerte, Croz y tras él, el alpinista de menor experiencia, Hadow, y todos los demás.
Llegados a un resalte, el joven Hadow, resbalo y termino golpeando en las piernas a Croz, la caída de ambos arrastro a los dos siguientes, Francis Douglas, y Charles Hudson, la cuerda no soporto más y el fuerte tirón la partió logrando con ello que los Guías Taugwalder y el propio Edward Whymper se salvaran de la caída.
Los tres supervivientes no pudieron hacer otra cosa que ver com o sus cuatro compañeros caían por la ladera durante mil doscientos metros golpeándose y rebotando contra las piedras hasta que desaparición de la pared para terminar llegando al glaciar del Cervino.
De los cuatro compañeros que perdieron la vida solo se pudieron recuperar los cuerpos mutilados y desperdigados de tres de ellos, que difícilmente pudieron ser identificados.
Esta enorme tragedia, marco de por vida a Edward Whymper quien jamás termino de superar el amargo final de su conquista.
Ascensión actual
A día de hoy, ascender a la cumbre del Cervino continua siendo un reto de entidad y envergadura considerable, aunque la instalación de cuerdas fijas, así como de refugios, y la posibilidad de contratar guías profesionales, facilita en gran parte esta empresa.
La vía más utilizada es sin duda la Hörnli, la cual es en esencia la utilizada porto Edwar Whymper, con algunas diferencias, y tras esta la Vía Lion por la cara Italiana, muy similar a la de Carrel.
Vía Hörnli al Matternhorn :
Para comenzar esta ruta al Cervino tendremos que salir desde el pueblo suizo de Zermatt. Lo habitual es hacerlo en teleférico hasta la estación de Furi y de esta hasta la de Schwarzsee – Hornli Hutte, estación final en la que comenzaremos la aproximación al refugio Hornli. Cuidado que el teleférico continua por lo que hay que apearse en esta estación.
Desde la estación comenzamos a caminar por una senda muy bien señalizada que nos lleva sin especiales peligros hasta el refugio, si bien en algunos tramos ya tiene alguna que otra cuerda fija, parecen estar alli puesta para facilitar aun más que los turistas puedan llegar hasta el refugio que por una necesidad alpina.
Desde el refugio comienza la verdadera ascensión al Matterhorn, al poco de salir llegamos ya a una zona de cuerda fijas, tras estas un terreno algo más amable por el que se asciende hasta la primera placa de IV grado la Mosseley Inferior y superada esta llegamos al refugio vivac de Solvay.
Al retomar la ruta nos enfrentamos a otra placa de IVº la Mosseley Superior, y un poco más adelante llegamos al hombro que da acceso al tramos de cuerda fijas, el más vertical de la ruta.
Finalizado este tramo de cuerda fijas nos resta realizar la plana nevada y recorrer la arista cimera hasta la cumbre.
El descenso por esta misma ruta extremando al máximo las precauciones
Arista Lyon al Cervino:
Esta Ruta comienza en el pueblo italiano de Cervinia, donde tomamos el camino que lleva al refugio Oriondé (Duca degli Abruzzi), pudiendo salvar parte de este camino en el teleférico Palin de Maisón o incluso en servicio de taxi alpino en un Land Rover
Una vez en el refugio Oriondé comenzaremos la auténtica subida al Cervino por la ruta Lyon, un sendero nos llevará en dirección al refugio Carrel, camino por el que nos metemos en una canal que nos lleva al Collado de Lion entre los picos de Tyndall y Testa de Lion.
Desde este collado comenzamos a superar una zona mucho más vertical, ayudados por una serie de maromas, haciéndose cada vez más vertical el camino y obligándonos a asegurarnos en los últimos pasos antes del refugio.
Una vez de nuevo en la ruta la salida del refugio se hace por una mítica soga, la «Corda della Svegelia (Cuerda del Despertador), continuamos caminando por las trazas más evidentes y nos adentramos en nueva chimenea, con otra maroma.
Superada la chimenea, buscamos la Brecha Giordano, donde haremos una estrecha vira horizontal hasta el paso de Mauvais, y una vez terminamos la vira hasta un nuevo cable que esta en un nevero, por lo cual hay ocasiones que esta semi tapado por la nieve.
Finiquitado el Cable nos acercamos a la Gran Corda de Tyndall, una cadena la cual seguimos para llegar de nuevo a la Arista Lion de la cual no separamos en parte en este tramo de la vira. Ahora es cuestión de mantenerse en la arista buscando los pasos más sencillos y progresando por diferentes anclajes, para llegar hasta el Pico Tyndall.
Desde este pico nos espera un rapel o un destrepe delicado, dos brechas delicadas más para llegar hasta la Testa del Cervino. Para continuar la ruta trepamos buscando la escalera Jordan, y tras esta acceder a la cuerda, la Corda Pirovano por la cual llegaremos a la arista cimera y la cumbre y Cruz del Cervino Italiano.
Para el descenso se utiliza misma ruta pero recorriéndola con muchísimo más cuidado.
Fotografías del Cervino: