Una de las causas más habituales para arruinar nuestras actividades en la naturaleza son las Ampollas en los pies, por ello viene bien conocer que son, porque aparecen y que hacer para evitarlas o tratarlas.
Aprende cosas sencillas para cuidarte y disfrutar más de la montaña.
Que son las Ampollas:
Las ampollas son una reacción de protección de la piel, por la cual la epidermis se llena de líquido, creando con ello una pápula o «pompa». El líquido de esta vejiga puede ser transparente o sanguinolento.
Si bien pueden aparecen en cualquier parte del cuerpo en este artículo nos centraremos en aquellas que parecen en los pies del montañero, bien sea entre los dedos, la plata o el talón.
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Causas de su aparición:
La causa de aparición de ampollas puede ser muy variada, pero centrados en aquellas que afectan a los montañeros en los pies, tendremos que destacar como origen el roce repetido entre dos zonas de piel (entre dedos), o entre la piel y algún tejido de nuestra ropa.
La fricción mantenida logra irritar la piel de tal forma esta termina inflamándose, e infiltrándose de líquido, pudiendo romperse esta debilitada capa de piel, lo que deja al aire capas internas de la piel muy sensibles y dolorosas.
Prevenir las Ampollas:
- Escoger un calzado adecuado y cómodo
- Utilizar calcetines de calidad y adecuados a deporte
- En grandes recorrido utilizar calzado «domado» previamente
- Mantener una buena hidratación de la piel.
Siempre que compremos un calzado, debemos hacerlo eligiendo por calidad y comodidad, y no por moda. Un calzado incómodo o que apriete en cualquier parte ha de ser desechado, de inmediato, sin mantener la idea de que ya se irá domando con el paso del tiempo.
Los calcetines son un elemento clave en este tema, elegir unos por su calidad y confortabilidad es esencial si vamos a realizar muchos kilómetros caminando. A día de hoy tenemos en el mercado grandes marcas que ofrecen calcetines con una capacidad de transpiración muy alta, y sin costuras, lo que garantiza una alta calidad de los mismos
A la hora de afrontar grandes recorridos por montaña, es aconsejable utilizar calzados que ya llevemos tiempo utilizando, si compramos uno nuevo y lo estrenamos en esta actividad nos arriesgamos su falta de uso le confiera una dureza mayor y por tanto una posibilidad muy alta de que nos roce y por tanto produzca incomodidad o ampollas.
En el caso de tener que estrenar calzado, es buena idea aplicar alguna crema antirozaduras o incluso vaselina sobre la piel de los pies, lo que aumentará su lubricación, disminuyendo con ellos la posibilidad de rozamientos en la piel.
Síntomas iniciales:
Habitualmente estas lesiones aparecen en el arco plantar, entre los dedos y sobre todo en el talón, si tenemos sensación de quemazón, calor, enrojecimiento o mayor sensibilidad en alguna de estas zonas, es muy posible que estemos generando una ampolla o rozadura.
Cuanto antes tenemos que actuar, poner una crema adecuada y revisar nuestro calzado, nunca dejar para más adelante pues el rozamiento constante solo hará que la lesión se agrave.
Tratamiento de las Ampollas:
Cuando la ampolla aún no ha aparecido, podemos tratar de aplicar crema o vaselina para reducir el rozamiento, sustituir calcetines o calzado si nos es posible.
Una vez aparece la ampolla, hay que tratar de no romper la debilitada piel que mantiene el líquido, y tratar de que esta piel vuelva a su posición inicial
Para ello se ha de pinchar la ampolla con una aguja esterilizada y aplicar un antiséptico sobre ella para evitar infecciones. Una vez pinchemos la ampolla, tendremos que drenar el líquido de su interior, haciendo que salga por el agujero hecho por la aguja, pero evitando que la piel se rompa.
Una vez la ampolla este vacía, la propia piel servirá para tapar la herida producida, y podremos aplicar una apósito de segunda piel, pero nunca uno que tenga adhesivo, como un esparadrapo, de forma directa pues al retirarlo romperemos esta frágil piel .
Antiguamente se cosían las ampollas. pasando una aguja por ellas se dejaba un hilo en su interior que las atravesaba, se hacia un nudo con los dos cabos del hilo y se dejaba en el interior de esta, son el movimiento continuo de este hilo, si la ampolla generaba nuevo líquido. este se drenaba automáticamente, gracias al hilo de su interior. Esta practica ha caído en desuso por la posibilidad de infección que conlleva.
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